El 2024 arrancó con dos crímenes en La Plata, uno en el contexto de una pelea barrial y con un chico de 14 años como víctima, y otro durante una pelea familiar que terminó con un hombre muerto y su hermano preso por el homicidio.
Este último sucedió alrededor de las 8 de la noche del 1 de enero en una casa situada en 45 entre 147 y 148, en el barrio San Carlos, donde Pablo Germán González (43) recibió un disparo que le atravesó el lado izquierdo del pecho, a la altura del corazón. Los policías del destacamento La Unión que acudieron al lugar alertados por el llamado de testigos al 911, encontraron a la víctima tendida sobre su propia sangre, en el domicilio donde ocurrió la discusión letal. En el piso quedaron las huellas de las pisadas en la sangre.
Con el aporte de testigos, los investigadores salieron en busca del principal sospechoso: ni más ni menos que el hermano mayor de la víctima, identificado como José Enrique González, de 44 años, quien escapó del lugar caminando y con el arma que presuntamente usó para el crimen. Esas personas hablaron de una escopeta.
Después de varias horas de rastrillaje, el operativo se enfocó en una obra en construcción situada en 13 y 73, donde habría sido visto el sospechoso. Finalmente lo atraparon en 72 entre 13 y 14, con un pistolón calibre 16 sin marca ni numeración, un cartucho y un cartucho servido, ambos del calibre 16 y marca Orbea, informaron fuentes oficiales.
El acusado quedó detenido, con algunas heridas en la cara, a disposición de la UFI Nº 16 bajo los cargos de “homicidio agravado por el vínculo, que contempla la pena de prisión perpetua. Hoy lo indagan.
Por el momento se desconocen los motivos de la discusión que habría sido el detonante del presunto fraticidio, pero, para los fines judiciales, no es importante. La contundencia de los testimonios y evidencias serían suficientes para mantener al acusado detenido, dijeron fuentes del caso.
EL CRIMEN DE UN CHICO
El otro hecho de sangre, sobre el que ya dio cuenta este portal, ocurrió a las 5 de la mañana del 1 de enero en Melchor Romero, donde un chico de 14 años fue asesinado de un tiro en la cabeza en medio de una confrontación vecinal. Acusado de haber participado de ese incidente mortal, que tuvo lugar en 50 bis entre 157 y 158, la Policía llegó a demorar a un joven de 27 años, aunque la Justicia no convalidó ese estado de sospecha y dispuso su liberación, mientras se avanza con distintas diligencias de prueba. En la causa interviene el fiscal Álvaro Garganta.
En medio de la locura que desató el homicidio, allegados a la víctima hicieron justicia por mano propia y decidieron quemar una casilla, que presuntamente pertenecía al aprehendido. Ocurrió a pocos metros de la escena del ataque criminal y se dice que, por los materiales de alta combustión que había en el lugar, el fuego avanzó tan rápido, que destruyó todo a su paso. Incluso otras dos fincas linderas, de las mismas características, habrían sido afectadas por las llamas, aunque no se registraron heridos, siempre en base al informe de los mismos voceros.
La víctima fue identificada oficialmente como Isaías Córdoba, a quien la policía encontró gravemente herido en medio de una desesperación creciente de familiares y allegados que gritaban y pedían ayuda. Por eso, sin perder tiempo en pedir una ambulancia, los agentes que se desplazaron a la denuncia cargaron al adolescente en la caja del patrullero y lo llevaron a toda prisa hasta el hospital Alejandro Korn.
Sin embargo, unos 10 minutos más tarde del arribo a ese centro asistencial, llegó la peor noticia. La de la muerte del menor. Por eso el dolor se tornó lacerante y causó enorme impacto. Se dice que todo pasó cuando Córdoba formaba parte de un grupo, que volvía de ver la tradicional quema de muñecos. En esas circunstancias, se cruzaron con gente del barrio, con la cual, algunos de los que acompañaban al chico, mantenían un viejo conflicto. Primero se desató un intercambio de palabras, le siguieron algunos golpes y sobrevino la locura. Pasó cuando uno sacó un arma de fuego y efectuó un disparo, con la desgracia que impactó en la cabeza de Isaías y provocó su muerte.
Ante la situación consumada, el fiscal Garganta quiere ahora saber si el tirador hizo la detonación al bulto, para asustar; si realmente le quiso pegar al adolescente o si, de lo contrario, erró de blanco. Lo concreto es que, al menos por el momento, la imputación es por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y, no en riña, que se interpreta como una figura menos gravosa.
Para conocer de esos detalles, que se consideran clave, se requirieron testimoniales y un relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona. Es que por ahora el crimen no cuenta con detenidos y se está a la búsqueda del autor y de sus eventuales cómplices.
Como se dijo, del joven que se quedó sin casa, porque se la quemaron, solo hay una acusación popular, sin correlato en el expediente judicial. Solo se tendría certificado que participó de la pelea, pero sin más detalles y mucho menos que haya sido el responsable del asesinato.
“Tenemos una pista y se está trabajando contrarreloj. Las próximas horas son muy importantes”, se limitó a decir un investigador.