El paso de las horas profundiza el desconcierto por el femicidio de una niña de 15 años, presuntamente a manos de un sujeto de 24 con el que tenía una relación claramente despareja, en un contexto de vulnerabilidad extrema que revela, entre otras cosas, una larga lista de desidias oficiales.
Jazmín Morena D’Alessandro (15) fue golpeada y arrojada al vacío desde el quinto piso de un edificio abandonado, en 44 y 24. El imputado es Daniel Sasiain (24).
Según fuentes oficiales, además de “prohibido” (e ilegal, por tratarse de una menor con un adulto), el vínculo entre ambos se fue volviendo violento, hasta que el miércoles pasado una supuesta discusión derivó en un asesinato.
Se cree que Sasiain fue a agredir a Jazmín acusándola de infiel, en un edificio en construcción abandonado en el que suelen reunirse chicos en situación de calle, según confirmaron vecinos de la zona y fuentes policiales. El impacto de Morena contra el piso fue letal. Su cuerpo quedó tendido tras las chapas del frente del inmueble. El alerta del hecho llegó a las 21:40 del miércoles.
En el lugar, un grupo de cuatro menores de edad fue testigo de la secuencia previa al crimen, y la relataron a los policías que acudieron a cubrir la secuencia. Poco después, una ambulancia de Defensa Civil constató la muerte de la víctima.
Sasiain fue detenido a metros del edificio, cuando intentaba pasar desapercibido. Incluso, dio información falsa sobre su identidad. Se espera que en las próximas horas lo indague la fiscal que instruye la causa, Betina Lacki, que ayer recibió los resultados de la autopsia.
“La causal de su muerte fue por traumatismo craneoencefálico compatibles con una caída desde altura”, determinaron los forenses, lo que causó “la ruptura de los vasos sanguíneos del cerebro” y el deceso inmediato. Esto descarta que la chica haya fallecido antes de ser arrojada al vacío, lo que de todas formas no cambiaría la situación procesal del acusado.
La abuela de Morena D’Alessandro, Miriam, de 66 años, contó que Sasiain la llamó esa noche para informar que “Morena está en 44 entre 23 y 24, yo no tengo nada que ver, estaba mareada y se cayó del primer piso. Morena murió”.
“Vos la mataste hijo de p…”, fue la respuesta de la abuela que, según contó, no le creyó nada. En medio del angustiante llamado, Miriam salió en busca de otros familiares y se dirigió a la escena del femicidio.
La abuela testificó luego que la de su nieta y el presunto homicida era una “relación tóxica y prohibida” en donde ya se habían registrado episodios de violencia por parte de Daniel.
“Duró aproximadamente ocho meses. Era una relación tóxica. Hace un mes lo eché de mi casa por pegarle a mi nieta”, reveló la abuela, revelando también que “Morena le tenía miedo y la tenía amenazada, porque él insistía en continuar con esa relación”. La menor vivía con Miriam desde hacía 4 años.
Otra de las graves acusaciones de la abuela es que Daniel Sasiain “también robaba y se drogaba”. “La mamá de Morena realizó dos denuncias en la comisaría Tercera cuando Daniel amenazó a su hija”, sentenció.
“GOLPEÓ FUERTE EN LAS CHAPAS”
En el marco de la investigación que impulsó la Fiscal Betina Lacki de la UFI N°2, se sumaron otras voces que aportaron datos reveladores del femicidio. Fueron las de las madres de los menores que fueron hallados en la escena del crimen.
Esos adolescentes, explicaron voceros oficiales, eran “amigos de Pilin” (tal es el apodo de Daniel Sasiain), y fueron testigos de la discusión y “el golpe fuerte que se escuchó contra las chapas”. Una de esas mujeres reconoció
conocer al acusado, y confesó que Morena le había contado que “una vez (Daniel) la había ahorcado y que normalmente la golpeaba”.
Tras los testimonios aportados y el avance de la pesquisa, la Fiscal entendió que la víctima del femicidio se encontraba “sumida en un contexto de violencia de género”, no resultando ser el último caso un hecho aislado, ya que de las investigaciones previas desprende que han existido episodios violentos. De esta forma Daniel Sasiain quedó imputado por el delito de “Homicidio agravado por el vínculo y por haber sido cometido en un contexto de violencia de género”.
Mientras tanto, los vecinos de la zona se mostraron conmovidos por lo ocurrido. Una mujer que vive junto al edificio cuyas obras están paralizadas desde hace rato recordó haber escuchado “un par de voces y un golpe muy fuerte junto a un ruido de chapas, con muchas chicas gritando, menores de edad, que decían que había un accidente, que la habían empujado”, contó.
Reconoció también que el asunto no la preocupó demasiado de arranque, ya que los gritos y destrozos, dice, “pasan seguido”.
“Nadie se hizo cargo del peligro de esa obra que está parada. Esta todo muy abandonado, las escaleras están detonadas, las chapas están todas caídas y se han hecho muchas denuncias. Se han escuchado muchos gritos”, aseguró. Y reclamó “medidas urgentes” en ese edificio.